Recuerdo las primeras veces que pude decirle que lo extrañaba, justamente él se encontraba de viaje, claro que mi gusto por el existía desde alguna ocasión donde tuve la oportunidad de observarlo y llegar a la conclusión que es un hombre inteligente, en una palabra eso fue lo que despertó mi interés pero nunca me hubiese atrevido a decírselo. El se fue de viaje por una semana, yo simplemente pensé que lo extrañaría y así fue, también pensé que no sabría nada de él durante esos días pero mi sorpresa fue que me siguió escribiendo y yo solo esperaba su regreso.
Cuando él volvió algunas cosas habían cambiado, mi pelo por ejemplo pude haber apostado a que no se daría cuenta, no sabia que me observaba o que alguna imagen de mi se había quedado en él ese día trajo algunos chocolates para mis compañeros y pensé que eran los que había dicho que traería para mi, pero no dejo de sorprenderme y los míos venían aparte en ese momento pensé que podría tenerme un poco de aprecio.
Recapitulando en el chat, recuerdo que todo inicio con un té ¡vaya forma la mía de despertar su interés!, entre algunas bromas de si yo era o no bruja cosa que en algún momento realmente quise ser para que ese "humo azul" que salia del té fuese más que para que su sistema respiratorio estuviese bien sino para que gustara de mi. Entre nuestras pláticas se ofreció a buscarme un candidato para que despertara mi interés, en buena hora no se había dado cuenta que mi interés ya estaba puesto en alguien: él.
Así transcurrieron algunos días u horas, según lo marca el chat hasta que en una de nuestras conversaciones mi interés tuvo que salir y preguntar ¿cómo le gustaban las mujeres?, el tuvo una descripción bastante apegada a mí, a lo único que pude responder con alguna tontería para desviar la atención.
Un día escribió que le gustaban mis ojos, ¡todo estaba claro!. Ese fin de semana no pude dejar de pensar en él, extrañaba que me escribiera y lo hizo justo ese sábado tan poco elocuente pero busco la forma de dejarme pensando en él: ¡esos ojos!. Para mi fortuna debíamos asistir a una reunión para la cual nos movilizarnos juntos, era una de esas reuniones donde muy pocos saben de que se esta hablando. Al finalizar ya era hora de almorzar asi que fuimos a cobrar uno de los pendientes que teníamos juntos, almorzamos y durante ese tiempo nuestras miradas se cruzaron varias veces yo sabia que el tenia ya seguro mi interés al sonrojarme cuando me miraba fijamente, y es que ¿como no hacerlo con esos ojos?.
La cuenta y dos dulces de cortesía, extendió su mano hacia mi para darme uno a lo que respondí sin pensar: los dulces no se dan así y en esos segundos todo cambió, su mirada se volvió con un aire ascendente de picardía y su respuesta: Entonces enséñame como se deben de dar.
Nos dirigimos a su auto y el momento llegó, a él se le ocurrió una forma de dar el famoso dulce (el cual fue solo un pretexto para nuestros deseos) lo puso lentamente entre sus labios y mi impulso fue solo uno: besarlo.
Fuimos por un café y nuestras miradas no podían despegarse en el lapsus de emocionados-atontados, el día llegó a su final, regresamos a la realidad del trabajo y la monotonía de una oficina pero durante el regreso basto un: "sin sentimientos".
Los días siguieron su curso, acordamos vernos por las mañanas antes de entrar al trabajo unos besos apasionados encendieron la idea de podernos fugar de la oficina por unas cuantas horas, cada quien por su lado. Terminamos juntos teniendo sexo, sexo que materializaba el deseo de ambos, las ganas de estar el uno con el otro. El examen al que asistí con "él, ingeniero" lo pase con un 92.
El ultimo día de la semana a la hora de almuerzo fuimos por un café, en el viaje de unas cuantas cuadras su pantalón se desabrocho y bese su sexo queriéndole dar un placer que se volvería mutuo, me detuvo, de regreso el café sabe mejor con su sabor. Al final del día amablemente ofreció llevarme a mi lugar de estudios, ambos sabíamos que teníamos algo pendiente por lo que la calle un poco solitaria, el carro con vidrios polarizados y un pantalón fácil de quitar se volvieron nuestros cómplices para tener un orgasmos sobre él.
Y ¿como hacia para sacarlo de mi mente un viernes por la noche?, él escribió yo hubiese deseado estar en ese momento acompañándole solo por el placer de su compañía. El fin de semana transcurrió tan lento y tan rápido como imagine cada quien con su vida intentando no interferir en la del otro, yo no puedo dejar de pensarle.
El primer día de diciembre, el clima se volvió cómplice de un atuendo de falda, medias negras, el deseo de verlo y nuevamente nos encontrábamos en una calle poco transitada eran las siete de la mañana, el sillón trasero del carro y unas ansias locas de sentirlo dentro de mi todos cómplices de sentirme suya una vez mas.
¿Cómo paso todo?
podría darle cierta atribución al tiempo, tan odiado a veces, tan esperado o tan corto la mayor parte del tiempo que me encuentro a su lado pero en realidad paso por las ganas de ambos, por querer experimentar y sentir esa sensación de placer, de peligro que nos da el estar juntos.
Cuando se esta en una situación así, lo mas complicado es no tener sentimientos se torna como cuando a un niño sus padres le dicen "no hagas eso porque...." e inmediatamente despierta el saber que no se debe pero se quiere.
Nuestra historia se ha reducido a 8 días, pero el gusto de ambos podría asegurar que lleva mas tiempo del que cada uno esta dispuesto a aceptar. Ahora estamos a merced de un deseo y al cuidado de los que lo ven como algo prohibido. Yo solo quiero bailar con él, que tome mi cuerpo y me haga suya mientras nos dure la emoción y mientras los sentimientos no comiencen a estorbar, él sigue siendo para mi tan inalcanzable como desde el primer día que despertó mi interés pero tan mío como la explosión de su cuerpo en mí.
Nuestros pendientes, un baile, una cerveza y una copa de vino pero nada de eso seria lo mismo si no pudiese contar con su compañía, el sabor de sus labios, el roce de su piel, su mirada quemándome por dentro y su tacto cuando mi cuerpo se entrega a sus deseos. Los dulces sin sus labios no saben igual, ¿qué le podría ver él a alguien como yo?.
Me permito responder a la pregunta final: Lo más valioso no se ve, pero se percibe. Supongo que ahí está el 50% de tu atractivo. El otro 50% seguramente sí se ve, pero una descripción detallada resultaría pornográfica.
ResponderEliminarEn lo que no se ve van incluidos los sentimientos, esas prohibiciones que me alejan de tener-te.
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