-Te vas a quedar dormida. Así inició nuestro primer intercambio de mensajes, un día normal en el trabajo pero sin trabajo para mi, estaba aburrida y mal sentada lo que fue la suficiente excusa en sus palabras para hablarme, en esa primera conversación terminamos hablando de comida si mal no recuerdo un viernes de octubre. Tenía tres meses de estar trabajando en el lugar y fue hasta ese entonces que comenzamos a hablar. Los días fueron pasando uno a uno, entre pláticas a veces de trabajo y otras por pasar el tiempo, un día quedamos en ir a almorzar y ahí inició todo. A mi ya me llamaba la atención desde una reunión donde lo tenía sentado frente a mi y pude observarlo, me gustó y lo recuerdo hablando de perfil y yo observándolo, ¡me gustó su nariz!. La cita para ir a almorzar llegó y no sabía como me iba a sentir con él, aunque trabajábamos en el mismo lugar nuestras pláticas eran solo por chat excepto un buenos días que casi siempre pasaba dando; en el camino hablamos de todo un p...